Tuesday, January 3, 2012

De la Academia Municipal de Música



Artículos en las notas y datos relacionados con la cultura y la música cubana en el folleto “Folklorismo” por Eduardo Sánchez de Fuentes editado en 1928 por Imprenta “Molina y Compañía”, Ricla, Num 55-57 en La Habana, Cuba y presentado en Cosas de mi tierra en Guije.com: “A Tata Nacho, mi viejo amigo”, “En la apertura de curso de la Academia Municipal de Música” y “En la tumba de Ignacio Cervantes”: “A Tata Nacho, mi viejo amigo” - “La labor de los que, como yo, han dedicado sus actividades al cultivo de la música cubana, con el empeño sincero de engrandecerla por todos los medios posibles; el afán de los que no han escatimado esa dedicación, luchando en todo tiempo en beneficio de nuestra cultura musical, con el sano propósito de lograr el refinamiento de nuestra producción vernácula y el mejoramiento de nuestro ambiente, alcanzan hoy la merecida recompensa, el fruto apetecido, presenciándose el triunfo en nuestra patria y fuera de ella de nuestro rico cancionero, y el interesante movimiento musical que innegablemente existe en la Habana de algún tiempo a la fecha. Dicho esto, debo significarte que la opinión que se te atribuye, dada in extenso, acerca de la influencia de los ritmos africanos en nuestra música representativa, es exagerada. Y te diré por qué: es cierto que primero el tango africano, importado a esta Isla por las negradas que trajeron los encomenderos a raíz de la conquista, y luego sus derivaciones o supervivencias, afectando una morfología rítmica diversa, pesaron indubitablemente en la estructura de varias facetas de nuestro cancionero; pero no en todos los géneros que lo integran.”


“En la apertura de curso de la Academia Municipal de Música” - “No hay iniciativas más nobles ni propósitos más laudables que los encaminados a proporcionar, altruistamente, el pan espiritual de la enseñanza, dentro de cualquier orden de conocimientos; y este magnífico espectáculo, en el que la mujer cubana luce sus más preciadas galas; esta fiesta de la inteligencia, que, merced a la honrosa designación de que hemos sido objeto por parte de nuestra primera autoridad municipal, hoy reclama nuestras limitadas actividades, a manera de comentario, no es otra cosa que el resultado brillante y fructífero de esas iniciativas, el triunfo legítimo y envidiable de esos propósitos. Desde el año de 1911 labora sin descanso la Academia Municipal de Música de la Habana, y día tras día su prestigio se ha ido consolidando, hasta llegar a estas fechas, en que la fecunda y bien orientada gestión del Dr. Miguel Mariano Gómez ha puesto en manos de un músico cubano de altos merecimientos del maestro Gonzalo Roig, la dirección de este organismo, que ha entrado de lleno -y podemos decirlo sin temor a equivocarnos- en el período de su reorganización, ya que el Mayor de la ciudad, heredero de las glorias de su inolvidable padre, se ha impuesto la noble misión de encauzar Y purificar todos los sectores del Municipio.”...


“En la tumba de Ignacio Cervantes” - “Discípulo de otro gran maestro, de Nicolás Ruiz Espadero, fue el inmortal autor de las Danzas Cubanas-nacido en esta capital en 1847-un sugestivo artista de múltiples talentos que tuvo la fortuna de poder disfrutar del cariño de su amante padre, quien un día, presintiendo el porvenir del adolescente, se traslado con el a Europa, luego de haberlo preparado en sus estudios pianísticos, durante cinco años, el no menos insigne maestro cubano autor del Canto del Esclavo. En 1866, y ya como alumno del Conservatorio de París, obtuvo Cervantes el Gran Premio de Piano, fruto codiciado que alcanzo dentro de su brillante carrera, en la que laboro sin descanso, bajo la dirección de los celebres maestros Marmontel y Alcán. La obra de concurso en esa reñida lid fue el Quinto Concierto de Herz, y nuestro pianista no fue superado por ningún otro opositor. Más tarde, en 1868, triunfaba Cervantes otra vez al alcanzar el Primer Premio de Armonía de aquel Conservatorio, y si no logro el de Roma fue porque no pudo aspirar a el, debido a su condición de extranjero. En casa de Rossini, en la bella Lutecia, tomo parte en los conciertos de música de cámara que allí se celebraban, honor, este, incomparable, al que aspiraban los jóvenes músicos de aquellos tiempos.”...

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