Friday, October 21, 2011

El Maine, el Pampero y el Virginius y Cuba


Selección de artículos educativos, que muchos de ellos se pueden considerar también ya históricos, presentados en Guije en la sección de “Cosas de mi Tierra”: “Cuba y el Monumento a las víctimas del "Maine"”, “Cuba y el Obelisco de los expedicionario del vapor "Pampero"” y “Cuba y las reliquias históricas del vapor "Virginius"”. Quienquiera que haya estudiado la Historia de Cuba, sabrá que en sus ansias de libertar la Isla, de la dominación española, el General Narciso López se empeñó en tres expediciones que se conocen: la primera con el nombre de Expedición del Creole, la segunda con el de Expedición del Cleopatra y la tercera con el de Expedición del Pampero. Cuba tiene en las faldas del Castillo de Atarés de la ciudad de La Habana, un Obelisco que fija el lugar exacto donde fueron fusilados el día 16 de agosto de 1851, los 51 compañeros del General Narciso López que arribaron a las costas de Cuba a bordo del vapor Pampero, en la tercera desgraciada expedición llevada a cabo por el mencionado general prócer de nuestra Independencia. A grandes rasgos puedo decir que la Expedición del Creole se inició el día 13 de mayo de 1850 y desembarcó el día 19 del mismo mes, en la bahía de Cárdenas, ciudad de la costa Norte de la Provincia de Matanzas y, al pisar tierra cubana hizo que flotara al viento, por vez primera en la Isla de Cuba, la Bandera de la Estrella Solitaria. Fracasó la empresa, después de haber tenido por espacio de doce horas el general Narciso López, el mando de la ciudad cardenense, si bien el Creole pudo huir oportunamente y ponerse a salvo en Key West, lo que no impidió que algunos de los expedicionarios fueran hechos prisioneros de guerra y fusilados en la ciudad de Matanzas el día 25 de mayo del mismo año 1850.

“En gran síntesis se puede recordar diciendo que por el año 1873 y durante la caída de la tarde del día 31 de octubre, avisado el comandante del cañonero español "Tornado", por conducto del Cónsul de España en Kingston (Jamaica), de que un grupo de cubanos al mando del general Bernabé Varona, conocido familiarmente por "Bembeta", y auxiliado por O'Ryan y Jesús del Sol, pretendían llevar a Cuba una Expedición y que, al efecto habían salido con su cargamento a bordo del Virginius, se dedicó apresuradamente a perseguirlos, logrando apresarlos, a las 10 de la noche, sin que pudieran evadirse los patriotas, a pesar de los supremos esfuerzos realizados para lograr semejante empeño. Marcaba el calendario el día 1 de noviembre de 1873 cuando desembarcaron los prisioneros patriotas en Santiago de Cuba. Ansioso el Gobernador Militar General Burriel de destacarse, aprovechó la oportunidad para poner de manifiesto cuánto repudiaba las ansias de libertad que sentían los cubanos y, a pesar de las órdenes precisas y claras que tenía de no ejecutar a ningún miembro de la Expedición del Virginius, dispuso por sí y ante sí y sin consulta previa que fueran fusilados sus componentes, ordenando que se empezara con la eliminación de su Jefe "Bembeta", al que debían sumarse, para ser también fusilados, el General W. C. O'Ryan y los dos Coroneles Jesús del Sol y Pedro Céspedes. El día 4 del mismo mes del mismo mes del 73 se cumplió la sentencia. Durante los días 7 y 8 corrieron la misma suerte muchos más de los expedicionarios y hubiera acabado con todos ellos el déspota Burriel, de no haber intervenido oportunamente contra tamaña barbaridad, el Capitán Lawton Lorraine, enérgico comandante de la fragata inglesa "Niobe" surta en el puerto santiaguero, quien obligó a que cesara la masacre.


“En el mes de febrero de 1898 se encontraba surto en el puerto de La Habana el crucero acorazado norteamericano Maine que había arribado a dicho puerto en visita de amistad, casi podría decirse que como un exponente de la satisfacción que había producido tanto en Washington como en Madrid la carta que con fecha 1° del mismo mes el Ministro de Estado Español don Pío Gullón había escrito, en contestación a otra que procedía del plenipotenciario norteamericano Woodford. De este bello monumento se ha dicho que es la exteriorización tangible y permanente del sentimiento cubano; que su base de granito simboliza la indestructibilidad de este sentimiento; que la proa de la galera que en el monumento se destaca marca el rumbo hacia el Norte, como indicando que de allí recibió Cuba los auxilios y socorros; las dos columnas exactamente iguales, sobre los cañones y cadenas que se encontraban en el crucero en el momento de la explosión, muestran la igualdad de las dos naciones, apreciadas, no desde el punto de vista material y de la fuerza, sí desde el de la soberanía y que el águila majestuosa que tiende el vuelo coronando el monumento parece que inicia el vuelo hacia el Norte en busca de su hogar. Además en lugares destacados del monumento se leen varias tarjas una de las cuales dice: "A las víctimas del Maine. El Pueblo de Cuba". Otra reza en ingles, así: "Joint Resolution: The People of the Island of Cuba are and right ought to be Free and Independent. Congress of the United States of America". También se pueden ver dos hermosos bajorrelieves representando uno al Maine frente al Morro de La Habana y el otro el Maine hundiéndose después de la explosión y por fin, otra tarja hace constar en bronce el nombre de todos y cada una de las víctimas del siniestro.”

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